La mesa para el grupo escultórico El Lavatorio realizada para la Real Cofradía de la Santa Vera-Cruz de Zamora en el año 2001, no puede faltar en la relación de los proyectos más relevantes de mi trayectoria.
El proyecto resultó especial desde el primer momento, llegando en un gran momento en lo personal y también en lo profesional en el que me encontraba en continuo crecimiento.
Es un proyecto, al igual que los dos reseñados con anterioridad, de diseño y talla de una mesa procesional para la Semana Santa de Zamora, aunque este proyecto tiene algunas peculiaridades que lo separan de los dos anteriores.
Si en las dos mesas anteriores, una de iniciación (21años) y otra de madurez profesional (29) me propuse conocer, respetar y mantener la tradición de mesas a la “zamorana” con la madera vista, y sin policromar, en esta mesa por primera vez, rompiendo una tradición que ya era casi centenaria, decidí que conociendo y respetando la tradición anterior era momento de introducir algunas innovaciones en mis mesas procesionales. En este caso fue la incorporación de policromía en los elementos centrales. Esta idea venía justificada para evitar el excesivo salto de color que generalmente se da entre las mesas acabadas en nogal y las imágenes policromadas situadas encima. Este brusco salto cromático podía ser minimizado introduciendo también algo de color en la mesa buscando la máxima integración posible con el grupo escultórico.
El planteamiento de dar un sentido unitario al paso, que buscamos constantemente, nos llevó a las representaciones de los centros a los que dimos máximo protagonismo y que son la representación simbólica de los personajes bíblicos retratados en la escena: en el frente el cordero del Apocalipsis con la leyenda AGNUS DEI, en la trasera los atributos peregrinos del apóstol Santiago (esclavina, sombrero, bordón y venera). En los laterales, la tiara papal y las llaves que identifican a Pedro, y el águila sobre el libro de los evangelios, símbolos del apóstol Juan.
En definitiva, la idea que preside todo el planteamiento es la de que la mesa no es algo independiente del grupo escultórico que porta, sino al contrario, la mesa debe potenciarlo integrándose en él.
La traza de la mesa El Lavatorio está resuelta del mismo modo que la del Nazareno de la Congregación, porque responde con las mismas soluciones a las mismas necesidades interiores de la carga.
En el frente y en la trasera: un gran tablero central, por el que pueden ver los dos cargadores situados en el centro. Junto a las esquinas dos tableros más pequeños para cada uno de los cargadores situados en los extremos. En los laterales: un gran tablero central del mismo tamaño que los del frente y la trasera, dos tableros junto a las esquinas también del mismo tamaño que los del frente y la trasera y dos tableros intermedios que dan la diferencia de media entre la parte corta y la parte larga de la mesa.
Las ménsulas que rematan las esquinas y en general toda la talla está muy movida, con grandes volúmenes.
La madera elegida en esta ocasión fue el cerezo del país, que ofrece una entonación más cálida favoreciendo una mayor integración con la policromía de las imágenes.